El sol de mediodía picaba fuerte sobre el asfalto de Playa cuando Magela y yo encontramos un pórtico discreto. Un letrero circular nos guió hacia un milagro: tras cruzar ese umbral, La Habana dejó de existir. El aire espeso de humo y bocinas se transformó en una brisa cargada de aromas a hierbabuena recién cortada […]
Read More