Cuba también sabe a frutas

Con altas y bajas en el mercado debido a contingencias, como falta de financiamiento o severas adversidades meteorológicas o del clima, las frutas nacionales siguen siendo un componente indispensable en la dieta del cubano promedio. También, se ofrecen con gusto y como símbolo de identidad, a los viajeros de paso, quienes las aprecian por su sabor, aroma y propiedades nutritivas.

Hace unos años las plantaciones de frutales comenzaron a crecer nuevamente, junto a la de otros rubros del agro, mediante un Decreto Ley que entregó tierras ociosas en usufructo a unas 100 000 personas naturales y jurídicas.

Y a fines del pasado año se dio a conocer la firma de un importante contrato, auspiciado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con cooperación financiera de Canadá, por un monto de 4,8 millones de dólares para impulsar la producción, procesamiento industrial y comercialización en dos provincias clave: Santiago de Cuba, en el oriente, y Artemisa, en el occidente.

Esto, unido a los esfuerzos del Programa Nacional de Frutales que impulsa ese sector como parte de la política de seguridad y soberanía alimentaria, a cargo del Ministerio de la Agricultura, ofrece un panorama prometedor a la modernización e incremento de la productividad de las muy famosas frutas cubanas, tan cantadas y preferidas por naturales y visitantes.

Obtener las frutas con técnicas que han rescatado la agricultura orgánica, más saludable, sin la manipulación genética que aplican numerosas transnacionales del mundo, también está en la práctica de los programas agrícolas cubanos.

Hablemos entonces de algunas de las especies más gustadas y en franco auge en la Isla. Empezaremos por el mango, el cual no le discute a la piña el título honorífico de ser la Reina de las Frutas, pero bien se mereciera ser tenido como rey de la preferencia.

Cuba dispone de diferentes variedades de ese fruto pulposo y saciante, de rico sabor, que hace mucho tiempo se trajo de la India. Generalmente se come fresco, pelado, picado en trozos o lascas. Hay quien lo saborea con agrado también verde. Sirve para jugos, batidos, mermeladas y preparados en almíbar.

Aporta al ser humano fibras, vitamina C, betacaroteno, ácido fólico, contiene yodo, un gran regulador del funcionamiento de la tiroides y por ende del metabolismo.

La piña o Reina de las Frutas tiene un sabor inigualable, al mismo tiempo dulce, con un fondo que a veces pudiera dar una nota ácida agradable. Es rica en potasio, hierro, fósforo, magnesio, azufre, calcio, yodo y fibras. Tiene propiedades antinflamatorias, diuréticas y desintoxicantes.

La fruta bomba o papaya, oriunda de la faja tropical de América, es también muy demandada por su agradable sabor. Rica en vitaminas A y C, potasio —regulador cardiovascular— y fibras que producen saciedad, es altamente digestiva.

Aporta una enzima llamada papaína, similar a la pepsina, que alivia dolores de estómago, viabiliza la digestión y ayuda a disminuir inflamaciones del sistema gastrointestinal. Todo un fármaco delicioso.

La súper aromática guayaba, de muy agradable sabor, está presente en distintas variedades, de masa más roja o amarilla blanquecina. Se sabe hoy que es la fruta con mayor presencia de vitamina C en todo el mundo, además de ser un excelente astringente intestinal. Se puede comer como fruta, en jugos, mermeladas, dulce en barra o los famosos “cascos” en almíbar que los cubanos encuentran gloriosos acompañados con una porción a gusto de queso crema.

Por último hablaremos de los platanitos, que es lo mismo que la versión frutal del banano en Cuba. Lo ideal es servirse de ellos maduros y acabaditos de pelar, pues suelen “oxidarse” muy rápidamente y perder propiedades.

Son ricos en vitaminas del complejo B, sobre todo B6, ácido fólico, caroteno, vitamina C, potasio. Hoy la ciencia lo proclama como uno de los alimentos que inducen al cerebro a producir la famosa serotonina, ese químico esencial del organismo que combate la depresión y ayuda a levantar el ánimo a cualquiera, a pesar de los pesares.

No hay espacio para más. Otro día hablaremos de la guanábana (gaviola), anón, chirimoya, tamarindo, anoncillos, naranjas (ahora todavía escasas), toronjas o pomelos, mandarinas, mameyes o zapotes, marañones, nísperos y hasta del aguacate, una fruta al fin y al cabo, aunque el imaginario cubano no la clasifica así.

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